Un año. UN AÑO! 366 días han pasado
desde que he vuelto a nacer. Desde que una persona generosa decidió
donar sus pulmones...darme vida.
El 10 de septiembre de 2015 coincidió
que tenía visita con el neumólogo que me ve en la unidad de
trasplante pulmonar en Valdecilla, y justo cuando acabamos, después de cargar la
silla de ruedas y enchufar el oxigeno al mechero del coche pusimos
rumbo a nuestra casina. Lo que no contamos fue con la llamada, esa
llamada que cambió mi vida. (Y menos mal que iba en coche y estaba
cerca, porque me daba pánico el que me llamasen y andar yo
contactando con la ambulancia y con no se quién más... con los
nervios que te entran, estás tu para hablar con nadie!!)
Casualidades de la vida, que iban con
nosotros Adri y Pau, para poner un poco de calma en el coche.
Cuando entré en el hospital pasaron
unas horas hasta que me bajaron al quirófano. Me despedí de todos
“pa porsi”, aunque sabía que no hacía falta.
A los pocos días ya empecé a sentir
el cambio, ese cambio tan deseado por mi y por los míos. Se acabó el
oxígeno, la silla de ruedas la devolvimos “ya no la queremos,
gracias” y a respirar se ha dicho.
La verdad es que no puedo decir que
haya sido el mejor año de mi vida, yo creo que ni de lejos. El
trasplante y sus medicaciones han tenido sus efectos secundarios,
como la diabetes y la perdida del oído casi total. ¡Pero bueno, con
un aparatito en la oreja me apaño bastante bien! Pero sé que poco
poco voy a estar más fuerte y vivir. Porque solo pido eso, vivir.
Durante este año he ganado y perdido
personas, las que he ganado son muy bien bienvenidas en mi nueva vida
y estoy dispuesta a compartirla con ellos. He visto quien está en
las buenas y en las malas, y en las malas os aseguro que muchos,
muchos más de los que imaginas se marcan un “puff” y desaparecen
por completo, ¡y se quedan tan pichis oye! A día de hoy no entiendo
ese desapego tan repentino... me hace plantearme cosas.
Pero luego están los que si que tengo
de verdad a mi lado, aunque vivan a 1000 kilómetros. Ahí han estado
y sé que ahí estarán. Tanto la familia, como mis amigos, conocidos
que no llegan a ser amigos pero que se han portado mejor que mis
“amigos”...
Pues este ha sido mi año bisiesto. Si alguien ve algo negativo en él , por favor que me lo diga!! Pero recordad estas cosas:
- Estoy viva.
- Respiro.
- No toso.
- Camino.
- Sonrío.
- Sueño.
- Disfruto.
- VIVO.
Gracias a todos y cada uno de los que
habéis estado conmigo desde esa llamada. Gracias de verdad, no os imagináis la falta que me hacíais y el cariño y apoyo que recibí de tantísimas personas´.
ESPERANDO A QUE ME BAJASEN A QUIRÓFANO: MAMÁ Y PAPÁ |
ESPERANDO A QUE ME BAJASEN A QUIRÓFANO: ADRI Y PAU |
UN PAR DE DÍAS DESPUÉS DEL TRASPLANTE |