Estas últimas semanas se ha despertado una parte dentro de mi que lleva meses, e incluso años dormida. No hay nada como salir a la calle y pasarse horas y horas con esa gente que te saca una sonrisa con solo mirarte.
Podéis no entender cómo de un día a otro se me puede cambiar el semblante de la cara y estoy deseando llegar a casa. Pero aquí esta el cambio... ahora estoy deseando llegar a casa para cambiarme de mochila y salir a buscar sonrisas.
Tardes enteras, incluso noches, pensando planes para estar ocupados el mayor número de días posibles. Y todo esto es porque hay algo que funciona cuando estamos juntos, algo especial que hace que hasta los días de lluvia queramos ir a la capital de Japón, a un pequeño parque de atracciones en el que jugamos juntos, aunque no de igual forma, desde que eramos pequeños... Lo mejor es ese momento en el que no importa donde ni cuando, sino con quien y por qué.
Lo dicho. Que dure.