Cada uno puede presumir de lo que le hace feliz y hace muy bien. Para algo bueno que tenemos en la vida, ¿por qué no compartirlo con el resto?
De hecho yo presumo mucho, y se me llena la boca cada vez que digo que voy a mi pueblo a ver a mis primas, a mis tíos. Cuando voy a comer o a pasar la tarde con mi pequeñina...
Ese es mi jarabe, ellos son las pócimas que hacen que el resto del mundo, con perdón a muchos, se empequeñezca y me importe un pito. (Hombre, hay excepciones eh, tampoco soy un ogro). Todos ellos son mi familia, mis amigos, mis "confidentes". Puede que cada uno para una cosa.
Os parecerá raro que a los 22 años de edad, una chica normal y corriente hable de su familia así, como el Pilar de mi vida, que sean los que me proporcionan las atenciones que -a mi edad- quizás deberían hacerlo mi pandilla de amigos y amigas. Pero... son esas cosas de una chica de 22 años con alguna que otra aventura de más metida en su libro de la vida de manera forzosa, con las que, por suerte o por desgracia cuento y me siento orgullosa de haber pasado por ello y de haber prendido cosas que el resto de personas de mi edad van a tardar años en aprender y en darse cuenta, según me dicen.
Mi JARABE DE LA FELICIDAD funciona, poco a poco, que nadie dijo que esto fuese la pulga de Benito. Hago lo que me mandan y cunado me lo mandan, o eso procuro hacer para que no se me alargue más de lo necesario. Porque necesito vivir, salir, ver, conocer... Pero si de algo estoy segura es de que el Libro de mi vida será un relato que merecerá la pena leer.