Por fin tengo claro lo que quiero

Y por primera vez quiero ir al médico. Quiero que me vean ya en Santander... hasta ahora siempre me decían y me repetían 1000 veces que tenía que hacer deporte, blablabla blablabla... quiero ver qué me dicen ahora que lo hago, ahora que hago todo lo que me dijeron durante años que tenía que hacer si o si.

Quiero ver si haciéndolo realmente he mejorado y merece la pena hacer este esfuerzo o si da igual lo que haga que todo va a pique poco a poco.

Tengo muchas ganas de sentirme bien y fuerte, de entrar en la lista de trasplantes y de que más tarde que temprano reemplacen los aparatitos que no me funcionan bien por unos nuevos y en perfectas condiciones.

Queiro que todo pase pronto. 

¿No pido tanto no? Tan solo unos pulmones como dios manda. Tan solo quiero hinchar cientos de globos.

No es un adiós...

Si ya es dificil perder a una persona conocida, querida... es aun mas dificil perder otra a la semana siguiente.

Eso me hace pensar muchas cosas, pero al fin y al cabo, es cierto que cada persona es diferente, y que no a todo el mundo le pasa lo mismo ni mucho menos.

Inmediatamente después de asimilar estas horrorosas noticias es cuando me pongo a pensar en que por eso que han pasado ellas, es por lo que voy a tener que pasar yo dentro de cada vez menos tiempo.

Y no, no le tengo miedo al trasplante, se que voy a llegar bien y que todo saldrá bien, porque para ello me estoy preparando ahora, estoy cargando todos mis cartuchos, para vaciarlos si es necesario contra cualquier impedimento que se me ponga por delante.

También es verdad que conozco a otras personas trasplantadas que están como verdaderos elefantes, a los que sus nuevos pulmones les han devuelto la vida que los otros le robaban día a día.

Por eso no tengo miedo, porque se que yo voy a ser una de esas, se que acabaré con la verdadera fuerza de un elefante. Al igual que también se que Olaia y Kahina están cuidando de mi estén donde estén, y confío en ellas.

DESCANSAD EN PAZ CHICAS.

Carcajadas

Suena el despertador y acto seguido te das cuenta de que la cama en la que estás acostado es mil veces mas cómoda que la de anoche, a pesar de ser la misma. No lo parece.
Te levantas, te vistes, desayunas y haces "tus cosas".  Esas "cosas" que te quitan un pedacito de sueño todas las mañanas. Esas "cosas" que preferirías no hacer, pero que sabes que si no las haces todo puede ir peor. Las haces. No quieres, pero las haces.
Llegas tarde al tren y por lo tanto tienes que acelerar tu paso, eso significa fatiga. Eso significa: tos, ruido, miradas, vergüenza, pasar un mal rato.
Ahora te espera una hora y media de clase, en la que creerás tener mas sueño que nunca.
Luego toca visita al HUCA, después de caminar 20 minutos a una velocidad moderada, con la que aun así, te fatigas...toses...

Llegas a pensar que esa tos te persigue... Vas mas rápido de lo normal y toses, juegas un poco con tu perro y toses, te ríes y toses...
Eso es lo peor... Que no te puedas reír a gusto porque sabes lo que viene detrás.

Y la sensación con la que te quedas al reprimir una risa, una carcajada.... No creo que le guste a nadie.

Empiezo:

Siempre quise tener un diario, uno de esos como los que salen en las películas, en los que la gente apunta todo lo interesante que le ha ocurrido en su día a día. Lo intenté mas de una vez... pero nada, era inútil. Hasta que me di cuenta de que mi vida no es como una película,en la mayor parte de mi vida no ocurre nada que sea tan interesante como para poder escribirlo en ningún sitio donde alguien pueda leerlo. Porque a nadie le importa si la panadera me ha cobrado 10 céntimos de mas por una barra de pan.

Esta es mi oportunidad para desahogarme cuando algo me ronde por la mente, cuando esté preocupada por algo y necesite soltarlo de la manera que sea.

De momento esto es para mi, aunque puede que algún día quiera compartirlo con alguien más... ¿quien sabe?