Cambiar de chip nunca es
fácil. Y nunca es fácil porque eso requiere dar un cambio drástico
en algún aspecto de tu vida. Ya puede ser cambiarte de ciudad, de
amigos, la pérdida de un ser querido...
Pero la frase “cambiar de
chip”, a mi modo de ver va más allá. Según mi punto de vista es
algo más que hacer ese cambio, es el por qué de ese cambio. Por qué
decides que tienes que cambiar de ambiente, que donde estás no estás
todo lo bien que deberías. O el cambio que hay en tu mentalidad al
ver que acabas de perder a alguien a quien realmente querías, las
cosas que comienzas a hacer que “en tu vida anterior” no hacías
y por qué lo realizas.
Ese cambio de chip es
fundamental en nosotros, y cuanto antes nos demos cuenta de que
necesitamos ese cambio, posiblemente mejor sea lo que viene a
continuación, y podamos disfrutar de la vida con más intensidad.
Tenemos que buscar esos
chips defectuosos y cambiarlos antes de que sea demasiado
tarde, antes de que el daño ocasionado ya sea más grave de lo que
pensamos, y por ello nos cueste muchos más rompederos de cabeza
arreglarlos en el futuro.
Yo no hace mucho me di
cuenta de uno de esos chips defectuosos, pero
ya le he puesto remedio, y ahora estoy mucho más tranquila y segura
de mi misma. Y me alegro de ello.
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